El lunes amaneció con niebla, pero poco a poco ésta se fue levantando para dar paso a un esplendido día de otoño. A las diez de la mañana fuimos agrupándonos a la salida del pueblo para iniciar nuestra excursión. Saliendo por la carretera que va a Beteta, a poco más de 300 metros encontramos una indicación y un sendero a la derecha hacía la ruta que nos disponíamos a recorrer. Bajamos hacia el río y tras cruzarlo comienza la subida, primero suavemente y luego de manera más acusada lo que empieza a notarse en los ánimos de algunos… Merecen la pena las vistas del pueblo.
Pasamos cerca de una antigua calera.
El sendero sigue empinándose.
Llegamos a “las malas vueltas” y hacemos un pequeño descanso para reagruparnos, beber agua y respirar tras la cuesta.
Ahora avanzamos en fila india rodeados de pinos y carrascas.
Las últimas lluvias hacen reverdecer de nuevo musgos y líquenes.
Aquilino nos cuenta que hace 62 años se cortaron las chaparras de toda esta zona para hacer carbón. De hecho en el camino hemos visto los restos de una de estas carboneras. Ahora, de los antiguos tocones retoñados y puesto que en su momento no se podaron adecuadamente, salen pequeños bosques de carrascas en lugar de ejemplares de mayor porte.
Al llegar al alto vemos un último poste de señalización del sendero, OJO!! No está bien colocado y la dirección que señala no es la correcta, hemos de seguir recto y unos cincuenta metros después girar a la izquierda siguiendo una pequeña “reolla”, que en pocos minutos nos llevará hasta la Covatilla. En este paraje la Guardia Civil mató en 1948 a Narciso Morón, natural de Noguera de Albarracín, pudiendo escapar otros dos maquis que se encontraban con él. Las versiones del incidente no son claras. Según algunas fuentes, ante la aparición de la Guardia Civil Narciso Morón se despeñó siendo posteriormente rematado en el suelo, también hay quien cuenta que fue desde la piedra que hay delante de la cueva desde donde le dispararon y mataron, hay quien incluso afirma que lo mataron mientras se afeitaba en la boca de la cueva, lo que si que parece claro es que fue a través de un pastor de Valsalobre como la Guardia Civil se enteró del escondite de los maquis.
En cualquier caso pasamos un rato interesante escuchando historias no tan antiguas como a veces nos parece. Tras la pertinente foto de grupo iniciamos la vuelta hacia Valsalobre. En resumen, 55 minutos para los dos kilómetros y medio de subida, buen tiempo y buena compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario